mayo 9, 2016

El libro “Elecciones Municipales 2015. Antecedentes y Perspectivas” realizado por Celeste Gómez, Ignacio González y Kevin Goetz, del Instituto de Ciencias Sociales (ICSO), es el resultado de una investigación llevada a cabo en el marco de las elecciones municipales últimas. En sus páginas se realiza un lúcido análisis prospectivo del proceso político de las elecciones municipales 2015, con énfasis en los factores condicionantes de la ciudadanía social y la democracia.

Con la publicación de este estudio, está asimismo plenamente logrado el objetivo secundario del estudio de aportar al debate público en torno a los ejes del análisis, de modo a visi­bilizar ante la ciudadanía la problemática de diferentes tipos de actores de la sociedad paraguaya y las propuestas electorales en torno a éstas.

La investigación presenta un interesante bosquejo de los principales sectores y actores políticos, sus interrelaciones en el sistema político paraguayo y sus expresiones políticas en el proceso electoral municipal, visibilizando, asimismo, los factores territoriales que pesan en la pugna electoral, principalmente los referidos al modelo económico mono-productor (agrícola/pecuario) y agroexportador hegemónico, en contraposición a los sistemas productivos propios de la economía campesina, basados fundamentalmente en la diversificación productiva y el logro de la soberanía alimentaria. El bosquejo en cuestión implica un análisis basado en cuatro dimensiones específicas de la realidad socio-política que permiten entender las propuestas electorales; éstas son el género, el ambiente, la ciudadanía y derechos sociales y, finalmente, la “narcoinfluencia”.

Un aspecto central del estudio, lo constituye el énfasis especial puesto en el análisis de esta última dimensión en la política y su eventual impacto en el proceso municipal 2015. A lo largo de la investigación, el narcotráfico emerge como parte de los aspectos centrales del proceso político, de modo que su avance y fortalecimiento en el transcurso de los últimos años, especialmente en ciertos medios rurales empobrecidos y con una precaria institucionalidad estatal, se consolida como factor gravitante. En efecto, en los últimos años se ha erigido en factor movilizador económico, territorial como socio-ambiental, pero además en factor determinante de “nuevas modalidades de relaciones políticas y de ejercicio del poder”, a partir de la participación activa de sus agentes en la política distrital y, en definitiva, en la subordinación de la política local por la vía del financiamiento ilegal de candidaturas y partidos, con graves consecuencias previsibles no sólo para la vigencia del sistema democrático -por la distorsión de la voluntad popular que ello implica- sino para la vigencia misma de la legalidad y control estatal de amplios sectores y territorios.  Esto es lo que en el estudio los autores definen como narcoinfluencia. Es preocupante la constatación por el estudio, de que ninguna de las propuestas y/o planteamientos electorales en pugna impliquen medidas o acciones que busquen incidir sobre dicha influencia.

La combinación de un abordaje histórico-político, en base a fuentes primarias y secundarias, por un lado, revisa los principales hitos en el proceso político nacional, al hacer un recuento de “las disputas y puntos de inflexión clave, en el proceso de democratización paraguayo” y analiza los resultados electorales de 2010 y 2013 “para obtener bases retrospectivas sobre la configuración de las representaciones institucionales”. Por otro lado, el abordaje territorial que se realiza sobre ocho zonas geográficas construidas para el estudio, urbanas y rurales de las regiones oriental y occidental del país, describe “las tendencias recientes de evolución” y va relevando las principales problemáticas así como “los desafíos que están en juego” en cada zona geográfica.

Es importante destacar que las dimensiones sobre las que se enfoca el análisis, son aspectos centrales de las principales problemáticas estructurales (déficit de servicios, falta de empleo o precarización salarial, baja escolarización, degradación de suelos, contaminación de cursos hídricos, expulsión campesina, presencia del narcotráfico, etc.), relevadas para las distintas zonas de estudio, vinculadas a la vigencia en el ámbito rural de una economía dual (el modelo del agro negocio versus la economía campesina tradicional), con las consecuencias sociales y ambientales conocidas; y que impacta en el ámbito urbano, en un crecimiento poblacional anárquico y la ausencia de servicios básicos y oportunidades de empleo a las poblaciones expulsadas del campo y en definitiva, incide en el aumento de la marginalidad y exclusión social. A toda esta problemática el estudio agrega el crecimiento y expansión enorme de actividades criminales como el narcotráfico, en particular, en la zona 5 (zona alta del departamento de Canindeyú) y su incidencia en la economía y en la política local.

Del análisis de las propuestas electorales de campaña en base a las categorías escogidas, se señala como una conclusión central del trabajo, el hecho de que las “propuestas electorales respecto de las temáticas de género, ciudadanía/derechos sociales, ambiente y narcotráfico aparecen muy tímidas y poco construidas”.

Esta conclusión del estudio es contundente. Y revela una vez más, que las propuestas electorales en Paraguay suelen ser, con excepciones, apenas catálogos de enunciados genéricos, vagos y obvios, pero que no refieren acciones y programas con metas y plazos cumplibles, que expresen compromisos concretos de partidos y candidaturas. En la ausencia de planes específicos es que se refleja la verdadera intención y de los políticos, alejadas de los discursos de campaña. En retrospectiva, los programas políticos nunca han sido el principal instrumento de la competición electoral entre los partidos políticos paraguayos.

Un factor condicionante, ha sido y sigue siendo, la preeminencia de esa institución informal, arraigada y ubicua denominada particularismo (o clientelismo en sentido amplio) en el sistema político paraguayo. Son las transacciones y prácticas particularistas las que mantienen, atraen o alejan votos de los partidos, sean estos los tradicionales o las fuerzas políticas emergentes, incluida la izquierda, como lo comprueba el estudio de Gómez, González y Goetz, cuando da cuenta que aún en centros urbanos más importantes y en asentamientos nuevos o transformados, donde la influencia electoral de los partidos tradicionales disminuye y los partidos de izquierda atraen más votos, éstos se ven abocados a las mismas prácticas clientelares que los tradicionales, al ser mucho más rentables en materia de caudal electoral que buscar atraer el voto con propuestas elaboradas. Lo que refuerza que este tipo de relaciones corruptas de intercambio de votos por prebendas siga siendo practicado como la principal forma de acceso a, y de ejercicio del poder político en el país. En síntesis, una combinación de prácticas clientelistas (dinero, cargos, etc. por votos) dirigidas a electores que integran diversas redes clientelares de partidos tradicionales y nuevos; y de estrategias de marketing (se fabrican y venden imágenes de candidatos por votos) dirigidas al nuevo tipo de elector “flotante”, hace que los programas electorales cuenten muy poco.

Las principales conclusiones generales y las  proyecciones electorales para los comicios municipales pasados, adelantadas por el estudio y, corroboradas en general, por el sucinto análisis de los resultados a la luz de los datos preliminares de la justicia electoral, nos entrega un interesante balance de elementos de continuidad y elementos innovadores en el proceso municipal 2015, con respecto a los  anteriores procesos municipales. A continuación mencionamos algunos.

– El Partido Colorado mantiene el control territorial a nivel nacional, seguido por el PLRA (en Intendencias y cargos plurinominales). Sin embargo,  el partido de gobierno pierde municipios claves, de gran importancia política y elevados presupuestos como son la capital Asunción, Mariano Roque Alonso, Lam­baré, Fernando de la Mora y Encarnación.

La lectura que cabe hacer, es que el mantenimiento de estas tendencias electorales implica, en términos del sistema político paraguayo, la vigencia de la preeminencia bipartidista en los gobiernos locales, en áreas rurales como urbanas, con algunas excepciones; y, el mantenimiento de la vieja relación de fuerzas entre los partidos tradicionales, caracterizada por la supremacía del Partido Colorado tanto por su caudal electoral, como por el control mayoritario de los espacios de poder locales.

-En aquellos territorios de asentamientos históricos, los partidos tradicionales han consolidado su vinculación con la población a través de prácticas de intercambio de favores y prebendarismo. Sin duda, estos territorios siguen concentrando el voto duro de ambos partidos.

– La preferencia electoral hacia los partidos tradicionales disminuye en los centros urbanos más importantes y en asentamientos nuevos o transformados (capitalizados por emergentes e izquierda).

Este dato puede estar respondiendo a esa realidad configurada por el 20% o 30% de votantes constituida por los descontentos de los partidos tradicionales (como releva el estudio), como por esa franja de independientes que siempre existió y se fue ensanchando durante la transición. Realidad que se vincula al proceso de creciente desafección, de pérdida de identificación y de lealtad hacia los partidos, no solamente por parte de antiguos votantes cautivos, sino por la presencia de un elector más informado y crítico hacia las fuerzas tradicionales en los centros urbanos. Tendencia que se inscribe en el proceso de la “crisis de representación política” (que no se refiere a la crisis del principio de representación sino a la del modelo de representación basado en los partidos políticos).

-La capitalización de votos por partidos de izquierda en asentamientos donde pierden vigencia los partidos políticos tradicionales, ”no necesariamente traduce preferencias ideológicas, en el sentido, de que también replican prácticas tradicionales pero sí estarían reclutando en sus filas a personas que expresan un mayor descontento con la realidad que enfrentan”.

 Esta también es otra realidad que impone la lógica clientelar-prebendaria del sistema político electoral paraguayo, de la que –como vimos– no se sustraen los partidos de izquierda y/o progresistas, que se presentan como alternativas de una nueva modalidad en la política y como portadores de proyectos superadores de la actual gestión municipal acaparada por colorados y liberales.

-El avance del narcotráfico como fuente de financiamiento ilícito de la política, en particular de las campañas electorales cada vez más costosas, crea las fuentes de recursos económicos oportunos para las elecciones, con las cuales se pueden comprar adherencias de pobla­ciones desarraigadas y en situación de pobreza, que con el auge de la urbanización se enfrentan a la necesidad de acceder a mayores servicios.

El problema de la narcoinfluencia, como lo devela el estudio, es su marcada expansión y visibilidad mediática desde hace algunos años por el develamiento de casos concretos de parlamentarios, concejales, gobernadores colorados y liberales relacionados directamente con esta actividad criminal en zonas de frontera. Es una asociación simbiótica narcos-políticos, donde ambos actores se benefician (financiamiento electoral por control territorial para expandir la actividad criminal), a costa de la ausencia, incapacidad y en muchos casos, de la complicidad  de otros agentes del  Estado y otros actores privados. Por eso mismo es un problema que trasciende completamente el ámbito municipal y las capacidades de los gobiernos locales de hacerle frente en solitario.

– Las propuestas electorales, generales y vagas, que no se concretan en planes específicos a desarrollar si se accede a los cargos. Se repiten propuestas electorales en general vacías de contenido programático, o muy “poco construidas” (con alguna que otra excepción, como es el caso del movimiento político feminista Kuña Pyrenda). Como se dijo, los programas electorales nunca contaron como el elemento de competición principal en las campañas electorales de los partidos paraguayos.

-La ANR, afianzada de cara a estas municipales, tras su retorno al poder central, estaría mejor posicionada y como una fuerza electoral difícil de enfrentar en las zonas de la narco influencia, por las sospechas de su fuerte vinculación con sectores vinculados al narco.

En el caso de la ANR, la percepción es que sólo se blanquea una de sus antiguas fuentes oscuras de recursos financieros (hay estudios empíricos que han rastreado esta relación hace varios años); pero además, no se debe olvidar que la principal fuente de recursos a su disposición, sigue siendo el Estado y toda su infraestructura (recursos humanos y materiales). El Partido Colorado ya no tiene el control monopólico del poder político pero sigue controlando mayoritariamente el aparato estatal.

-La estrategia de recomposición de alianzas entre el PLRA y sectores progresistas, principalmente en el interior para enfrentar a las candidaturas coloradas. Se diría que a pesar de la poca credibilidad que tienen los liberales aquí se impone el puro y duro pragmatismo político.

-Los partidos tradicionales que gobiernan la mayoría de los ejecutivos municipales se impondrían de nuevo en estas elecciones municipales, a pesar de no haber rendido cuenta de sus acciones, la mayoría de sus intendentes.

De esta conclusión que prevé el mantenimiento de la preeminencia bipartidista en los espacios de poder local se desprende, que el déficit de ciudadanía que aqueja a la población paraguaya en general, hará posible (con un voto desnaturalizado, vendido o alquilado) que candidatos de partidos cuestionados por su mala gestión sean electos o reelectos.

-“La no visualización de los gobiernos locales como entidades desde las cuales se pueden dar respuestas a distintas problemáticas que hacen a la vida cotidiana de las personas, es un reflejo de la ausencia de propuestas concretas en temáticas que podrían ser significativas para la construcción de ciudades más seguras, sustentables y generadoras de bienestar”.

Agregamos: el hecho de que los paraguayos no vinculan a los gobiernos locales, como los responsables de dar respuestas a diversas problemáticas cotidianas, tiene que ver, además de la falta de propuestas concretas, con el  déficit formativo y cívico de la ciudadanía.

Por último, el estudio plantea la hipótesis acertada de que ciertos acontecimientos escandalosos y de corrupción (que involucraron directamente a ciertos intendentes y clanes políticos familiares), en los meses previos a las elecciones municipales, pudieron haber tenido significativa influencia en el resultado electoral final. En efecto, la pérdida del municipio de Lambaré por los colorados y la pérdida del municipio de Limpio por los liberales, puede leerse en clave punitiva, como reflejo de que el voto castigo de los ciudadanos empieza a operar efectivamente en algunos municipios donde el hartazgo de la mala gestión pública ya supera a las fidelidades partidarias.

Finalmente, es necesario subrayar que este estudio realizado por el Instituto de Ciencias Sociales (ICSO) que recibe el lector, aporta las claves para comprender la dinámica de los procesos político-electorales municipales (y por extensión, los generales) en el Paraguay actual, además de contribuir al debate público democrático.

(Del Prólogo de Myriam Yore)

 

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